¿Quién se atreve a darle un feedback negativo a su jefe?

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Una de  las mayores causas de las que pueden crecer como persona, es la falta de conocimiento. Sin duda que haciendo el esfuerzo de asistir a cursos, charlas, conferencias, foros, reuniones de expertos, leyendo libros, revistas y Blogs en Internet puedes conseguir aumentar de nivel tus conocimientos, pero para que este conocimiento se transforme en competencia y puedas aumentar de nivel, es preciso que sepas desde donde partes y para esto debes aumentar tu nivel de Autoconcimiento.

La mejor herramienta con la que puedes contar para conocer en qué nivel se encuentran tus competencias es acudir a tu entorno y averiguar por sus comentarios, como estás. No siempre coinciden el modo en que tu crees que conoces un tema respecto a como lo piensan los demás.

El feedback puede convertirse en tu mayor palanca, ya que podrás conocer el efecto de tus comportamientos y el impacto de tus acciones desde el punto de vista quizás más valioso, el de tus colaboradores o subordinados.

La enfermedad del CEO

¿No te da la sensación de que tus jefes están bastante alejados de la realidad?, ¿que no se enteran de las cosas que le rodean?

Esto sucede y no es precisamente porque se tienda a mentir sino más bien a ocultar la información y no trasladar mensajes que sabes que pueden ser mal interpretados o juzgados por encima y que por la forma de resolverse al final, puedan ocasionarte a ti un problema.

Este es uno de los síntomas de la enfermedad del CEO, aunque no necesariamente tiene que tratarse de un líder a ese nivel, esta enfermedad puede darse en cualquier ambiente directivo, y yo me atrevería a decir que casi con más frecuencia y notoriedad en la capa de mandos intermedios.

Es su imagen de todo poderoso y pedantería la que hace que cada vez cobren más distancia por lo que está pasando “aguas abajo”. ¿Cuál puede ser el motivo por el que se les oculta a veces información detallada sobre asuntos que pueden ser vitales?, precisamente por ese miedo que puede haber a la ira del líder. Sobre todo cuando el estilo de liderazgo es el autoritario o similar, en este caso el mensajero o el que se atreva a trasladarle los menajes suele ser ejecutado. Puedes leer una entrada antigua “Qué podemos hacer cuando el jefe no es un líder“.

Otras veces suele pasar que por este temor del que hablo, los encargados de trasmitir los menajes tan sólo se centren en las partes positivas obviando las negativas y evitando así poder ser juzgados y tratados de disidentes, cosa también muy habitual.

También puede ocurrir que se haya creado una distancia tan grande entre el líder y su equipo que las personas encargadas de trasmitir los mensajes no consideren que sus palabras puedan ser utilizadas o que directamente vayan a un saco roto.

Por último también puede ocurrir que no se trasmitan los menajes negativos o pesimistas por miedo a que la persona que los lance pueda ser considerada como “ceniza” o demasiado pesimista por el grupo y pueda causarle un rechazo en el propio grupo.

En cualquier caso, el resultado es que al líder le llega información muy limitada y muy sesgada de lo que está ocurriendo a su alrededor.

Aunque tengo que decir que lo peor viene cuando hay que trasladar mensajes difíciles o complicados sobre la empresa, sobre el proyecto o el equipo de trabajo, lo pero viene, la enfermedad se hace más notoria cuando hay que trasladar menajes negativos sobre el funcionamiento del propio líder. Y es que, por más difícil que resulte expresar o trasmitir al jefe malas noticias sobre la empresa, todavía en mi opinión, se hace más difícil cuando hay que decirle que no se entera de lo que está sintiendo sus empleados o su equipo o que nadie entiende el significado se sus “charlas inspiradoras”.

Como puedes ver son varias las razones que explican por qué escatimamos a nuestros compañeros –ya sean jefes, colegas o subordinados- un feedback sincero sobre su funcionamiento.

Y la principal de todas ellas reside en el malestar que puedes llegar a experimentar si te sientes obligado a proporcionar ese tipo de feedback, como si temieras herir sus sentimientos o incomodarles de un modo u otro. Cada vez son más las empresas que incorporan evaluaciones 360º sin ningún tipo de control ni miramiento provocando estas situaciones, donde te ves obligado a dar tu feedback pero con esa incomodidad generada por la desconfianza, el desapego y el miedo a que tus comentarios te puedan perjudicar directamente.

Pero , por más que tendamos a guardarnos para nosotros ciertos datos –no solo negativos, sino también positivos- acerca del funcionamiento de otra persona, la evaluación sincera de nuestro funcionamiento posee un interés extraordinario y resulta sumamente beneficiosa para todo ser humano y por lo tanto para su progreso y el beneficio para la empresa.